Leonardo y Maquiavelo de Patrick Boucheron editorial fondo de cultura económica.
La escena transcurre en Urbino, en el palacio ducal, a finales de junio de 1502, y reúne a tres personajes principales que allí se conocen y descubre. El primero tiene 27 años y acaba de tomar posesión del lugar, con una audacia y una insolencia equivalente al eco de su nombre, que en adelante resonara en todas Italia. Cesar Borgia. (..) el segundo está aquí para observarlo, enviado por la señoría de Florencia con el fin de evaluar de cerca los peligros y oportunidades de esa nueva “calidad de los tiempos” tiene 33 años, la cabeza llena de pasión literaria pero sobre todo arde de ganas de ingresar en el juego político. Su nombre es Nicoló Machiavelli, secretario de la chancillería florentina. (..) lo intriga un viejo maestro que es el tercer personaje de la escena. Leonardo da Vinci.
El párrafo anterior es un extracto de las primeras páginas que da comienzo al libro -Leonardo y Maquiavelo de Patrick Boucheron- de fondo de cultura económica, el autor es doctor en historia medieval de la université Paris 1 Panthéon-sorbonne. Desde el 2015 es profesor de la cátedra de historia de los poderes en Europa Occidental.
Como dice el Autor, lo que sucede “la alquimia Maquiavelo se vuelve maquiavelano en el contacto con Leonardo y Leonardo, leonardesco bajo la mirada de Nicolás”. La escritura sintética de Leonardo contrastada con la escritura expansiva de Nicolás, donde uno al otro no se mencionan ni para bien ni para mal. Boucheron, nos señala que en toda la literatura de Maquiavelo y todos los cuadernos de da Vinci no existe nota alguna que de reseña del otro.
El desplegué escénico que realiza Patrick sobre estos años de una Italia en formación plagada de: guerras, traiciones y poderes cruzados por el vaticano, una Italia sumergida y autora de un renacimiento que nos dejo genios como los dos protagonistas de esta historia y más genios como Miguel Ángel, Raphael, Donatello entre otros.
De algún modo en esos años nace el arte del disenso, que se impone al principio de la desesperanza. El estado debe ser repensado por completo para Nicolás, para Leonardo las cosas provienen del agua y su caudal es el objeto de atención en sus estudios. La lectura de este libro nos hace volver atrás y adelante una y otra vez, son espacios que nos entrega el autor donde construye una relación cómplice de nuestros protagonistas, ¿qué se habrán dicho realmente?, no lo sabemos. Los lugares hablan, pero sus ocupantes callan.
El autor, descarta este libro como una novela y menos quiere una dramaturgia. Sostiene que la brecha que separa la historia y el escritor podría dar rienda a tomar la voz de los personajes, los cuales intenta y logra mantenerse al margen de interpretaciones posible, difícil después de quinientos años.
En mi caso, la lectura fue extraña por que avanzaba y retrocedía, necesitaba calzar piezas como si fuera un storyboard, algunas traspasable y reubicadles en varios lugares, hace muy poco termine de leer “La agonía y el éxtasis” vida de miguel Ángel. De alguna forma buscaba insertar un libro sobre el otro, y bueno Dante Alighieri y la divina comida como un sustrato cultural del romanticismo de todo esto.
Lo interesante para mí fue enfrentarme a un Leonardo buscador de Mecenas, el hijo ilegitimo que no hereda nada y que su posición política es más difusa y acomodaticia que clara. Su objeto de atención está puesto en la nueva ciudad, en lo estructural, fundando su estudio en el hombre como pieza central. Maquiavelo, un ensalzador de la virtud compuesta por la prudencia, la fuerza propia y el dominio subjetivo. Un factor de unión entre ambos será la capacidad de plasmar un dominio subjetivo de las cosas. La idea del genio aislado y solitario se desvanece para mí y asoma la idea del genio sin equipo, del hombre luchador contra molinos de viento
Nicolás Fontaine
13 de Diciembre de 2019
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