
Nuestro país tiene mucho que avanzar en esto, debemos preguntarnos una y otra vez. ¿Cuáles son nuestros actos de intolerancia? Chile necesita saltar al progreso de una vez con firmeza y decisión y no será posible si cortamos los espacios de reflexión y de encuentro, si satanizamos las expresiones religiosas, culturales y políticas. Es hora de volar, de construir un diseño estratégico moderno, que incorpore a todos los nacidos en esta tierra y a los que vienen a ella. Eduquemos nuestro entorno partiendo por nosotros, por nuestros hijos, comprometámonos a entender la diferencia y a querer nuestra historia para entender la de los otros.
Pongamos nuestro oído en el tiempo y nuestras manos en nuestro corazón y luchemos todos contra el tolerante intransigente.