Después de llevar diez años dirigiendo fundamentalmente teatro chileno, quería experimentar un clásico respetando el postulado del autor y no haciendo una intervención en su dramaturgia. Strindberg es un autor fantástico, sus personajes están permanentemente atormentados y cuestionados por el otro, yo diría que todas las etapas en las que él escribió, realismo, naturalismo, expresionismo etc. están compuestas por un gran introspección en el ser humano. De hecho en Acreedores, es la propia personalidad de Strindberg la que deambula por sus personajes.
Acreedores también me entregaba la posibilidad de poder dirigirla y actuarla, es mi primera vez en que realizo ambas. Y para poder hacer esto necesitaba un elenco de actores muy conocedores de su oficio y con una gran capacidad de mirarse en el amplio sentido de la palabra y mirar el trabajo del otro.
Tanto Pedro Vicuña como Keyros Guillen son grandes conocedores de ellos mismos en el escenario y juntos cumplimos el sueño de poder poner esto en escena.