El ser humano es guiado por la tierra, la tierra es guiada por el cielo, el cielo es guiado por el tao, el dao es guiado por los espontáneamente sí mismo
Laozi, Daodejing,25
Si entonces el espíritu, el alma, la vida se encuentra en todas las cosas, y llena de todas las materias en diversos grados, sin duda viene a ser el verdadero acto y la verdadera potencia de todas las cosas. Por tanto, el alma del mundo es el principio constitutivo formal del universo y de todo lo que el universo contiene.
Giordano Bruno, (de la causa, principio y uno, diálogo segundo, 1584)
Una persona se conoce a sí mismo en la medida que conoce al mundo, decía Goethe. Ese es el pretexto, o bien el contexto de entender al mundo, valorarlo y cuidarlo. da Vinci decía: la hierba crece en los prados y las hojas en los árboles, y cada año muchas de ellas se renuevan. De modo que podemos decir que la tierra tiene una fuerza vital de crecimiento, y que su carne es la tierra, y sus huesos son las secuencias de estratos rocosos que confirman las montañas, sus cartílagos son las rocas porosas, su sangre son las venas de agua. El lago de sangre que rodea el corazón es el océano, su ritmo es el flujo y reflujo de la sangre en el pulso y corresponde al flujo y reflujo del mar.
Jordi Pigem, es autor de <Así habla la tierra> de Kairos. Una mirada desde la filosofía, la meditación y la religión. Este filósofo interpreta, de la mano de grandes autores, científicos y artistas, lo que la tierra nos dice, como también lo que calla. Pigem, realiza un acercamiento sensible a las dolencias de nuestra tierra, sus gritos desesperados que piden salvación. El ser humano es el verdugo de nuestro planeta. Lo explota sin darle tregua a su recuperación y su expresión máxima de belleza. Desde el comienzo, nuestro autor, utiliza la fuente de varios escritores como punto de partida para realizar su reflexión, dando paso a la creación y el origen del mundo, centrándose en los ciclos de la vida. La tierra nos habla desde el amanerar hasta el anochecer; en cada punto cardinal, y ángulo de cada luz nos tiene un regalo.
La vida, un movimiento constante, un flujo eternos de transformación. Lo fijo y estático, es solo una sombra de lo vivo, nos dice Pigem. El agua pasa de un lugar a otro, desde Groenlandia en la época de Troya, hasta Napoleón miles de años más tarde. La tierra siempre está, y el agua se conecta desde el Amazonas hasta los mares de Asia. La mortalidad es lo único, es el camino de la plenitud. El miedo a la muerte es el que impide ser pleno, volviéndonos manipulables buscando espejismos de inmortalidad del transhumanismo.
Los ecos de este libro son el futuro de una tierra no cuidada ni querida. De un amor destrozado por la falta de detención, consumido por la urgencia del hoy, por cumplir y cubrir la ansiedad que nos provoca el estar vivos para un mundo del mañana; uno que no existe. Tal vez, el mejor remedio sea solo respirar y escuchar a la tierra. Lo demás será la consecuencia de hombres y mujeres plenos en sí, encontrados con lo que son, parte de todo y nada. Un libro sensible, para viajar por paisajes desconocidos y cautivarse con los puntos cardinales. Un libro para buscar el aire, la tierra y el agua. Solo respira y sé feliz.
Nicolás Fontaine
15 de abril de 2024
Faro de la Nueva Extremadura