Dos hermanos (2006), fue una experiencia de reencuentro con el rol del actor en el teatro. Alejandro Castillo, director que merece todo mi respeto y aprecio por su trayectoria, fue una pieza clave. Sebastian Layseca fue mi hermano en la obra. Lo había dirigido el año 2001 en los Jerarcas, fue muy generoso en este proceso, siempre dispuesto a ensayar. Carmen Gloria una actriz con una energía cautivante, siempre buscando nuevos lecturas de nuestras escenas.
Dos Hermanos fue una de esas obras en las cuales uno siempre tiene incertidumbre e inseguridad en los ensayos. Llega el público, y la incertidumbre y las inseguridades son de ellos y uno solo disfruta la actuación.