Hoy vivimos presos en una cadena digital, aunque creamos que estamos en libertad. Nos encontramos encadenados a la pantalla digital. Los prisioneros de la caverna platónica se hallan intoxicados por imágenes narrativas míticas. La caverna digital como cambio nos mantiene atrapados en la información. La luz de la verdad se apaga por completo. No existe un exterior de la caverna de la información. Un fuerte ruido de información difumina los contenidos del ser. La verdad no hace ruido, habrá sido un episodio breve.
El párrafo anterior es la tesis de infocracia, libro de Byung-chul Han de Taurus. El autor es uno de los filósofos más leídos del mundo. Profesor de filosofía y estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín, su original y lúcida crítica a la sociedad contemporánea consta de más de 15 obras.
La transparencia no es sino la política de hacer visible el régimen de la información. Referirse a la transparencia solo como la política de información abierta de una institución o persona es perder su alcance. La transparencia es el imperativo sistémico del régimen de la información. El hombre-masa es el habitante electrónico del globo terráqueo y al mismo tiempo está conectado con todos los demás hombres, como si fuera un espectador en un estadio deportivo global. El hombre masa no tiene identidad. Es nadie
El tiempo está hoy fragmentado en todos los órdenes. Las arquitecturas sustentadoras del tiempo, que estabilizan tanto la vida como la percepción, se están erosionando a ojos vistas. El cortoplacismo general de la sociedad de la información no favorece la democracia. El discurso tiene una temporalidad intrínseca que no es compatible con una comunicación acelerada y fragmentada. Es una práctica que requiere mucho tiempo. El discurso requiere separar la opinión propia de la identidad propia. Los individuos que no poseen esta capacidad discursiva se aferran desesperadamente a sus opiniones porque, de lo contrario, su identidad se ve amenazada.
La sociedad de las comunicaciones ha sido destronada por la de la información, está como la abeja al pulgón la carcome por dentro, dejándola viva solo para protegerse de los ataques, de aquellos rezagos, de seres dialogantes y libres. La invitación del autor es contingente con nuestro Chile, donde la reflexión se funda muchas veces en lo que me sucede, en el protagonismo de mi experiencia y de mí sentir, pues es mi derecho. La sociedad de la información nos invita a ver esto como el totalismo de las mentiras construidas por el poder, quien únicamente se perpetúa en sí y para sí. El juego del poder cobra vida propia, la noticia breve se convierte en la unidad básica de información, transformándose en el sustento para destruir al enemigo. Ya no sé quién soy, o nunca lo supe. El otro es una bestia que debo destruir. Lo que soy es por la infocaracia entregada por El partido, el cual miente, pero la enormidad de la mentira la convierte en verdad. Así, el Ministerio de la verdad desempeña un papel central ocupándose de las noticias, el ocio, la educación y las artes, nos dice George Orwell en su novela 1984.
La democracia está en crisis, ya no quiere escuchar. El mundo se entrega al culto del yo y las redes sociales muestran aquellas visiones del mundo que están conformes con la mía, la personalización algorítmica de la red es la mentira; la que es posible cuando la distinción entre la verdad y la mentira permanece intacta. La crisis de la verdad hace que la fe en los propios hechos se tambalee.
Nicolás Fontaine
Faro de La Nueva Extremadura
18 de abril del 2022